Las mujeres fueron y son importantes en la misión que Jesús le dio al mundo. Jesús las trató dignificándolas y dándoles el lugar que ellas merecían, en una sociedad donde el rechazo y la marginación estaban a la orden del día. Jesús se escandalizaba con esta actitud. Él vino a que las cosas sean diferentes, por eso él nos llama hoy, a ti y a mí, para seguir lo que él comenzó.